• Yoani Sánchez: il suo primo articolo dopo il rilascio

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    di Giulia De Baudi

    Pubblicato la prima volta da G&N il 7 ottobre 2012

     

    L’AVANA – A Cuba si è «a un passo dalle “desapariciones”, il governo di Raul Castro non capisce che la gente vuole la democrazia». Queste sono le prime parole libere di Yoani Sanchez, la blogger dissidente arrestata a Bayamo, nel sud-est del paese, e rilasciata dopo una detenzione di 30 ore.

     

    Il potere qualunque esso sia dovrebbe sapere che si può toccare tutto ma non un’immagine femminile. Ricordiamoci dei vespri siciliani, della rivolta di Spartacus e di tutte quelle rivolte che nascono perché l’arrogante al potere ha osato toccare una donna. Che se lo ricordino i violenti che si nascondono dietro il bastone del comando.

     

    Qui sotto potete  ascoltare la registrazione audio del suo sequestro:

     

    “Tre donne hanno tentato di denudarmi, è stato il momento più violento della mia detenzione”. Yoani Sanchez, la blogger cubana arrestata e rilasciata dopo 30 ore, racconta a SkyTG24 la sua esperienza. Sanchez, nota per le sue posizioni critiche contro il regime castrista (qui il suo blog), era stata arrestata mentre si stava recando a Bayamo per assistere al processo contro Angel Carromero, esponente del Pp spagnolo coinvolto  nell’incidente automobilistico in cui rimase ucciso il dissidente  cubano Oswaldo Pay.
    “Mi hanno fatto entrare in una cella senza finastre e mi hanno detto che dovevo spogliarmi. Io mi sono rifiutata e ho detto che non mi sarei tolti i vestiti. A quel punto loro hanno cominciato a immobilizzarmi con la forza sul pavimento”.

    “Prima mi hanno tenuta in una cella piccolissima senza finestre – prosegue Yoani Sanchez nel suo racconto – più o meno dalle 5 del pomeriggio fino a mezzanotte, dopodiché mi hanno spostato in un ambiente più grande. Era sempre una cella, con sbarre alla porta, ma un po’ più grande. Io mi sono rifiutata di usare il letto e le altre cose. Mi sono rannicchiata in un angolo dove ho tentato di addormentarmi per la notte”.

     

     http://www.desdecuba.com/generaciony/

     

    Rumpelstiltskin

     

    Yoani Sánchez –  L’Avana 6 ottobre 2012

     

    El sudor de aquellas tres mujeres que me metieron en un auto policial aún lo tengo pegado en la piel y bien adentro en las fosas nasales. Grandes, corpulentas, implacables, me llevaron hacia aquel cuarto donde no había ventanas y el deshecho ventilador sólo echaba fresco hacia ellas. Una me miraba con especial sorna. A lo mejor mi rostro le recordaba a alguien en el pasado: una adversaria en la escuela, una madre despótica, una amante perdida. No sé. Lo que sí recuerdo es que, en la tarde del 4 de octubre, su mirada quería destruirme. Fue ella la que hurgó bajo mi saya con mayor deleite, mientras otras dos uniformadas me agarraban para hacerme la “requisa”. Más que buscar algún objeto escondido, esa revisión perseguía el objetivo de dejarme con una sensación de violación, de indefensión, de estupro.

     

    Cada seis horas cambiaban a mis guardianas. En el turno de la medianoche se notaban menos estrictas, pero yo me encerré en mi mutismo y nunca respondí a sus preguntas. Me evadí en mí misma. Opté por decirme: “me han quitado todo, hasta la hebilla para sujetarme la melena, pero –ridículos requisadores- no han podido arrebatarme mi mundo interior”. Así que decidí refugiarme, durante las largas horas de un encierro ilegal, en lo único que tenía: mis recuerdos. La habitación quería parecer ordenada y limpia, pero cada cosa llevaba su dosis de suciedad o rotura. El piso de losas de granito claro venía cubierto de una buena dosis de mugre acumulada. Me quedé mirando las figuras que conformaban las pequeñas piedrecitas fundidas en cada baldosa y los pegotes de suciedad. Después de un rato, de aquella constelación saltaban los rostros. Los personajes afloraban en el suelo tosco de mi calabozo del Departamento de Instrucción de Bayamo.

     

    Allá brotaba el larguirucho semblante del Quijote, mientras en esta esquina alcancé a ver el sencillo perfil del Bobo de Abela. Unos ojos oblicuos, formados con la argamasa y la gravilla, se parecían increíblemente a los de la protagonista del filme Avatar. Yo me reía y mis perennes vigilantes empezaban a creer que mi negativa a probar alimentos o agua me estaba friendo literalmente el cerebro. Atisbé en el irregular granito al Jorobado de Notre Dame y a la esbelta figura de Gandalf, con báculo y todo. Pero por sobre todas aquellas formas que brotaban de tan tosco pavimento había una –más intensa- que parecía brincar y reírse frente a mis ojos. Quizás era el efecto de la sed o el hambre, la verdad es que no sé. Un enano de barba larga y mirada cínica se burlaba pícaramente.

     

    Era Rumpelstiltskin, el protagonista de un cuento infantil donde la reina está obligada a adivinar su complicado nombre o de lo contrario deberá entregar al despótico enano su posesión más preciada: su propio hijo. ¿Qué hacía aquel personaje en medio de mi encierro temporal? ¿Por qué lo veía a él por encima de otras tantas referencias visuales que he acumulado en mi vida? La respuesta la intuí inmediatamente. “Eres Rumpelstiltskin”, le dije en voz alta y mis cancerberas me miraron preocupadas. “Eres Rumpelstiltskin –repetí- y sé cómo te llamas”. “Eres como las dictaduras, que una vez que uno empieza a llamarlas por su nombre, es como si comenzara a destruirlas”.

     

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